Filipinas tiende la mano a China y propone una negociación pacífica sobre las disputadas islas Senkaku. El expresidente filipino, Fidel Ramos, ha viajado a Hong-Kong como enviado especial para tratar de abrir una vía de diálogo con el gobierno chino. Ramos se ha definido a sí mismo como el “rompehielos”, que tratará de “reavivar” las deterioradas relaciones con el vecino chino. “Esa es mi misión y probablemente sea lo único que pueda hacer”, dijo. El mes pasado, la Corte Penal de Arbitraje de la Haya falló a favor de Filipinas y determinó que China no tiene derechos históricos sobre muchos de los recursos que reclama en el mar de China Meridional. Pekín recibió la sentencia como una injerencia en sus asuntos y dijo que los problemas los tienen que solucionar los propios países implicados.
Las Senkaku también enfrentan a China con Japón. El pasado fin de semana Tokio denunció que más de 200 barcos chinos habían penetrado en sus aguas territoriales cerca del citado archipiélago. También acusa a China de instalar en la zona un radar, que podría usarse con fines militares. “Seguimos reclamando a China que detenga esta escalada de la tensión y nuestros respectivos ministerios se coordinen para abordar el problema de forma calmada”, afirmó Yoshihide Suga, secretario de gabinete del Gobierno nipón.
Situadas en el Mar de China Oriental, las Senkaku llamadas Diaoyu en chino son una islas rocosas y deshabitadas, con una superficie de unos siete kilómetros cuadrados, pero que se cree albergan importantes recursos marinos y energéticos.