En una ciudad destruida en gran parte, decenas de familias salen de los distritos rebeldes de Alepo através de uno de los corredores humanitarios abiertos por el régimen sirio. La información proviene de la agencia estatal SANA. Mientras que los rebeldes se entregan, las tropas gubernamentales libran batalla contra los grupos rebeldes y tratan de cercar los barrios del este.
“Nos hemos ido con lo que quedaba de nuestras familias, dice esta mujer siria. Que Dios castigue a los rebeldes. Nos impidieron irnos, nos cortaban el gas y la electricidad. No teníamos ni agua ni pan. Y no nos dejaban marcharnos. No había medicamentos y nos decían: viviréis o moriréis con nosotros. Huímos como conejos. Teníamos miedo de ellos, porque si se daban cuenta de que nos íbamos nos mataban.”
“Sufrido mucho por culpa de esos perros. Fueron muy injustos con nosotros y nuestros hijos. Por fín hemos logrado marcharnos”, dice, con las lágrimas en los ojos, esta otra mujer.
El Ejército ruso, aliado del régimen de Bachar Al Asad ha distribuido 14 toneladas de ayuda, alimentos y medicinas. Pero el carácter humanitario de estos corredores ha sido puesto en duda por la oposición y por algunos países como Estados Unidos.
La Cruz Roja pide protección para los cerca de 250.000 civiles que se hayan atrapados en este asedio y para los que los corredores humanitarios puestos en marcha por Rusia y el Gobierno sirio se han convertido en un arma de doble filo.
