En los últimos años el partido de derecha populista alemán, Alternativa para Alemania (AfD), ha protagonizado un rápido ascenso, pero ahora las cosas empiezan a ponérsele cuesta abajo..
El antisemitismo podría escindir en dos el partido nacional, al cual han pasado muchos partidarios de Merkel tras sus políticas migratorias. En el estado federal de Baden-Württemberg ha habido divorcio después de que un controvertido diputado del AfD, Wolfgang Gedeon, se haya visto obligado a dimitir por negar el Holocausto nazi. Asegura el diputado que se trata de expresar una opinión de forma legítima. El estado alemán lo considera un crimen.
Sus declaraciones antisemitas han provocado la ruptura del grupo parlamentario del AfD en la Cámara regional de Baden-Württemberg. Su co-líder nacional y dirigente regional hasta ahora, Joerg Meuthen explicaba su punto de vista.
“Es un problema de contenido. Nuestra postura es que no hay lugar para extremismo, racismo ni anti-semitismo en este partido. La pasada noche 13 personas mandaron una señal. Esta debe ser la línea. Si la gente la sigue son bienvenidos”, ha asegurado Meuthen.
Joerg Meuthen ha abandonado el grupo parlamentario y con él más de la mitad de sus diputados. Acto seguido ha fundado un nuevo grupo con un nombre no tan nuevo: Alternativa para Baden Wütterberg. Mientras la co-líder de la formación a nivel nacional, Frauke Petry, intenta salvar la unidad la formación.
Petry ha explicado que se estaba hablando con los diputados en varias salas diferentes de la Cámara para intentar recomponer el partido. “Esta es la verdadera fracción del AfD en Baden Wuttermberg”, ha concluido.
Dos grupos parlamentarios rivales y enemigos políticos enfrentados. La ruptura de Meuthen con el partido es también una declaración de guerra a Petry. En los últimos meses la pugna por el poder y el control del AfD está haciendo temblar al partido y dejando a Petry cada vez más aislada.
Creado con vocación euroescéptica, el AfD ha experimentado un ascenso gracias a su retórica anti-inmmigración en plena crisis de refugiados. Claro está en su programa: el Islam no tiene cabida en Alemania. Hasta ahora, ni esta retórica ni las luchas intestinas no han dañado su imagen, suele obtener el 10% de los votos en las elecciones regionales.