Una vez más, el país ha vuelto a ser objetivo de los terroristas. Las portadas de los periódicos reflejaban la rabia de los turcos que calificaban a los autores de la masacre de asesinos de bebés y bárbaros.
En las calles de Estambul, los ciudadanos opinaban:
“Es una gran masacre. Turquía no se merece esto. La gente no debería cometer estos crímenes. Lo condeno, no tengo nada más que decir”, decía un hombre.
No solo los ciudadanos de Estambul. Los turistas también querían expresar su opinión sobre lo ocurrido. Un egipcio, cuyo país es también objetivo de los terroristas, mostraba su apoyo a los turcos:
“El terror y la violencia no son formas de responder a cualquier pregunta o problema. Estoy seguro de que los turcos son igual de fuertes que en Oriente Medio para combatirlos y entiendan que esta no es la naturaleza de la gente que vive aquí ni del Islam”.
El aeropuerto Atatürk es el mayor de toda Turquía y el undécimo a nivel mundial.
Estos atentados suponen un nuevo ataque contra el turismo, uno de los principales motores de la economía turca.