En las pasadas elecciones del 20 de diciembre, España vivió un día histórico que arrojó dos noticias, cual si fuera un chiste, una buena y una mala.
Primero la buena: que nacía una nueva España, que desaparecía el bipartidismo en ese país. La mala noticia: que los españoles no estaban preparados.
Así, las segundas elecciones de hoy 26J en España, confirman que los políticos españoles aún no tenían ni la idea ni la preparación para una democracia a más voces: el multipartidismo.
El resultado entonces, fue que se empantanó el gran avance que había habido en las urnas, para dar paso a un impasse debido a muchos factores: la cerrazón política, la falta de inteligencia, la falta de negociación, la necedad, el protagonismo, la terquedad, el egoísmo, en pocas palabras la falta de sabiduría para formar un gobierno por el bien de su propio país.
Los líderes políticos se veían entre sí como si fueran de diferentes especies interplanetarias con un ADN imposible de mezclar, darse la mano para gobernar era como creer que un marciano se pudiera cruzar con una bella princesa, además de ser acérrimos enemigos mortales; con ello, olvidando algo esencial, que en realidad estaban todos unidos, porque uno, son seres humanos, dos, todos son españoles, y tres que todos tienen un común denominador, la fe -aunque cada vez menos- de su pueblo que los elige, que los sigue, que les aplaude, para que den esperanza a su país, cual fuere su ideología.
Suficiente argumento para que los líderes políticos se sentaran a la mesa y dejaran de lado sus egolatrías, y fincasen así el futuro político de España, hasta hoy acéfalo.
Los sondeos para la elección de hoy 26J marcan otro futuro incierto, que gane quien gane, nadie ganará los 176 escaños soñados para poder gobernar España, y si no hacen caso del argumento anteriormente explicado, España sufrirá lo peor: unas terceras elecciones y la decepción del pueblo antes sus propios gobernantes.
Esta noche no habrá ganador si no hay por lo menos uno que sea humilde ante el juramento político de gobernar la "polis" y no usar ese poder para su bien personal: ego, finanzas familiares, poder sobre otros, corrupción, favoritismo, pago de favores o simplemente salir en la foto. Si lo siguen haciendo, será el miedo a perder lo que se imponga.
Esta noche en Detrás de la Razón: el análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta, desde los estudios de Teherán; Londres, seis de la tarde, México y Colombia, doce del día; Madrid, ocho de la noche.