El quinto episodio de la saga parece ser el juego de rol definitivo, con horas y horas de acción garantizada, una producción artística de muy alto calibre y un mapa inmenso que no te acabarás. Skyrim llega con el mismo motor gráfico de Fallout 3, y se nota: los personajes y ambientes de la provincia más fría del Imperio gozan de un magnífico aspecto, pero sin sobrecargar apenas los ordenadores de gama media. Estamos ante un juego muy optimizado.