El cerebro es el órgano sexual más importante del cuerpo humano, junto con la piel, que transmite sensaciones placenteras mediante múltiples estímulos. Aunque sea algo poco conocido, ambas partes de nuestra anatomía son considerados potentes órganos sexuales por muchos especialistas en sexología. Pero, aunque puedan alcanzarse orgasmos sin contacto físico, simplemente con la mente, la piel es una auténtica autopista hacia el placer, lo que hace que sea considerada también un órgano sexual de primer orden. No en vano, el cuerpo entero está cubierto por ella, y toda ella es susceptible de provocar la respuesta sexual de una persona.
Tenemos 2 metros cuadrados de piel con miles de receptores. Por lo tanto, no sólo los genitales son capaces de transmitir y recibir el estímulo sexual, la sensación de deseo. Tal y como explica el sexólogo Erland Roca Chaar, tenemos casi 700 zonas erógenas en los dos metros cuadrados de piel. Eso significa, por lo tanto, que los besos y las caricias pueden llevar al clímax sin estimular los genitales ni otras zonas típicamente sexuales.
Si por un lado la mente femenina y masculina responden a estímulos visuales por igual, al margen de lo que se manifieste al respecto, por otra parte está la experiencia de acariciar y ser acariciado. Ambas son herramientas increíbles para que las relaciones sean más profundas y placenteras.
