Poco sabemos sobre los mecanismos últimos que permiten que aquellos conceptos o experiencias nuevas que vivimos se fijen en nuestra memoria. Para ser sinceros, los autores no terminan de ponerse de acuerdo y son muchas las teorías propuestas sobre las estructuras implicadas. Sin embargo, sobre lo que sí parece existir consenso es en que el sueño facilita la consolidación de de los conceptos adquiridos. Al parecer, un periodo de sueño después del aprendizaje, facilita la plasticidad neuronal necesaria para consolidar y afianzar los nuevos conceptos, que hasta ese momento se encuentran en nuestra memoria de un modo inestable. El almacenamiento de los recuerdos a largo plazo se conseguiría, mediante el procesamiento de la información en los circuitos neuronales existentes entre el hipocampo y el neocortex. Pero además, dependiendo del tipo de memoria se implican diferentes áreas cerebrales y en consecuencia, se ve influida por una u otra fase de sueño, como explicó G. Rauchs y colaboradores en una interesante revisión publicada en Journal Sleep Research.