Donald Trump: entre el peligro y el show; y el problema es, que eso es lo que vende. Pasó de la payasada, la apuesta atrevida, del juego, del sketch, a una cosa mucho más seria en EE.UU.
Porque ahora, quien se veía como el bufón que le daría comicidad a las primarias de los republicanos, se ha convertido en un monstruo de la popularidad, y no solo dentro de las primarias de su partido, sino en todos los noticieros de todos los países del planeta.
Popularidad que lo está llevando a ser el republicano más votado. Y esto, para muchos, ya no es un juego, sino un riesgo mundial.
Pues si seguimos las ideas racistas, las ideas de supremacía blanca, las ideas xenófobas de Donald Trump, el resultado como dueño de la Casa Blanca.
Un desastre en el mundo. Bluff, mentira, estrategia o realidad como piensa, no importa, porque si es real como piensa, contraviene de principio los derechos humanos universales, si no es realmente como piensa lo que dice frente a las cámaras, el riesgo es peor porque nadie sabe entonces quién es y cuál es su interés oculto.
Donald Trump es un dibujo singular, de mal gusto, agresivo. Denigró a Hillary Clinton con una broma sexual.
Se burló de un discapacitado, se debate a chismes, chistes y humillaciones con sus correligionarios. Pero eso, que muestra su personalidad agresiva, es lo de menos, lo demás, que ya conocemos: son los miles de kilómetros de muro fronterizo contra los mexicanos a quienes considera delincuentes, violadores, criminales, y que el costo del muro obligaría a México a pagarlo.
La amenaza de prohibir y más recientemente, asesinar musulmanes como ejemplo para controlar el terrorismo.
El otro grave problema de esto no es sólo Trump, sino analizar porque, a pesar de esto, miles están votando por él en EE.UU.
Cómo es posible que la gente se convierta en fan de una persona que agrede los derechos humanos, que segrega, que humilla y que es racista y xenófobo. Esto tampoco es un juego, es más bien el juego de la política de los EE.UU.
