El pasado martes, la policía detuvo al propietario de Vitaldent, Ernesto Colman, y a toda la cúpula directiva de la clínica dental por un presunto delito de estafa y blanqueo de capitales. En los 15 registros que se realizaron, se incautaron 36 coches y un avión, que utilizaban para blanquear el dinero. El fraude asciende a más de diez millones de euros. Colman había abierto dos cuentas en Suiza y Luxemburgo, y para blanquear dinero compraba inmuebles en España.
Para descubrir las consecuencias que tendrá este escándalo para los usuarios hablamos con Rubén Sánchez, portavoz de Facua. El primer afectado directo no es el cliente, nos cuenta, sino el franquiciado. "Hay muchos pequeños empresarios con sus franquicias muy asustados por la fuga de clientes que se producirá por la desconfianza en la marca". Ellos son las principales víctimas de las acciones de esta empresa. Los franquiciados, muy probablemente, se reconvertirán en clínicas con otra denominación.
Y los usuarios, ¿qué pueden hacer? Si nos encontramos con una clínica de la propiedad directa de la empresa, la organización no confía en su futuro y recomienda no contratar nada con ella. ¿Cómo se diferencia? Directamente hay que preguntarlo en el establecimiento. Los ya clientes pueden reclamar que se paralice su establecimiento, mientras que los que tienen contratos firmados con una franquicia no tienen porqué tener ningún problema.
Cualquier paciente que tenga dudas al respecto puede sumarse a la plataforma de clientes afectados creada por Facua: derechos, paralización de tratamientos, posible cierre...
