Un chivatazo evitó que en Helsinki se produjeran asaltos sexuales masivos como en Colonia. La policía finlandesa fue informada por los trabajadores de los centros de acogida de que decenas de refugiados, la mayoría iraquíes, estaban preparando una actuación criminal generalizada aprovechando las fiestas de Nochevieja. Las autoridades incrementaron el número de patrullas a un nivel excepcional:
“Tenemos dos casos de acoso bajo investigación criminal. Tuvimos que trasladar a decenas de personas del lugar y cerca de veinte fueron detenidas. Pero nuestra presencia y nuestra actuación frente a delitos menores sin duda tuvo un impacto. De lo contrario habría habido más problemas”, decía el Jefe de la Policía de Helsinki, Ilkka Koskimaki, quien asegura que se trata de un fenómeno totalmente nuevo en el país.
El año pasado, 32.000 personas solicitaron asilo en Finlandia, diez veces más que en 2014. La apertura de más de un centenar de centros de acogida provocó protestas con tintes xenófob