Para muchos es el sandbox perfecto, eterno en posibilidades. Y es que en Grand Theft Auto San Andreas
podíamos hacer de todo. Podíamos tunear un coche si nos apetecía; montarnos en un avión y
pilotar entre tres ciudades; ciclar al protagonista en el gimnasio o convertirlo en un
zampabollos regordete. Podíamos volar en jet pack, saltar en paracaídas, pero… ¿podíamos
cazar al Bigfoot? ¿Existe la criatura que se alimenta de bebés en los bosques de San Andreas?