En la lucha contra el terrorismo hay un grave problema hoy: Rusia ataca a los terroristas, EE.UU. y la OTAN, dicen atacar a los terroristas.
Pero, a saber, por debajo del agua, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está atacando a Rusia, por lo menos con amenazas sutiles.
Tras el derribo del avión ruso por los turcos, una muestra de poder amenazante se le ha dirigido hacia Rusia. Desde las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, o del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a cerca de defender siempre a todos los miembros de la OTAN, léase Turquía, hasta las decisiones del Reino Unido de enviar aviones a las bases de Turquía para estacionarlos ahí.
Los aviones son especializados en derribar otros aviones cazas o bombarderos, algo que no usarán desde luego contra los terroristas porque no tienen aviones militares. ¿Entonces contra quién?
Hace unos días también, la OTAN invitó al país Montenegro a adherirse como Estado miembro para ser protegido por la sombre del Occidente. Una invitación que Rusia tomó como amenaza de los europeos.
Esto, más la maniobra militar más grande de la historia de la OTAN, para mostrarle al enemigo su poderío. Todo este andamiaje de la OTAN, provocó la valentía de Turquía para que con la mano en la cintura le derribara el avión militar a Rusia. Y que emprendiera una guerra de coraje y odio contra el Kremlin.
Se han dicho los peores insultos. Rusia dijo que las sanciones de los tomates serán el principio pero que se van a arrepentir. Turquía responde que los turcos son muy orgullosos y nadie los va arrodillar.
Y ahora las cosas se complicaron mucho peor, porque Rusia revela que los terroristas del grupo takfirí EIIL (Daesh, en árabe) y la familia del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, son un mismo monstruo.
Rusia asegura que el hijo del presidente, Bilal Erdogan, compra el petróleo que los terroristas roban a Siria y con ese dinero los terroristas compran más armas y adquieren más poder.
Rusia dice que el Gobierno de Erdogan es un negocio familiar, más con el yerno del presidente, Berat Albayrak, nombrado ministro de Energía.
Turquía revira, resintiéndose y asegura que es el hombre de negocios sirio George Haswani, amigo de los rusos, quien compra el petróleo ensuciado con sangre.
La diplomacia se acabó. No quedan más que las acusaciones muy graves entre la frontera de la paz y la guerra. ¿Qué maquinaria está detrás de todo esto?