Máxima tensión entre Turquía y Rusia: amenaza militar, política, económica.
La decisión turca de derribar un bombardero ruso ha provocado no sólo lo anterior sino un gran problema en el orden mundial, en la lucha contra el terrorismo y en la búsqueda de la paz.
El derribo fue dramático. Los pilotos se salvan pero uno es fusilado cuando venía bajando en su paracaídas.
Turquía alega que derribó el avión porque le alertó que invadía su espacio aéreo y no hizo caso. Rusia lo niega.
Lo cierto es que el avión ruso no amenazaba a Turquía y eso no entraría en la política de los buenos vecinos.
¿Por qué Turquía entonces derribó el avión? El presidente ruso, Vladímir Putin, asegura que lo hicieron porque son cómplices del terrorismo y además, explica que los terroristas venden ilegalmente el petróleo robado a los turcos.
Turquía está enojada. Rusia también. Turquía dice que volverán a derribar otro avión ruso. Llama a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Rusia le pone enfrente el nuevo sistema de misiles S-400. Las piezas del ajedrez se están moviendo muy rápido.
EE.UU. también asegura que luchará contra el contrabando de petróleo que está haciendo el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Francia anuncia que colaborará con Rusia y que incluso colaborará con el Ejército del presidente sirio, Bashar al-Asad, a quien todos estos años ha repudiado y ha tratado de derrocar.
¿Qué estamos viendo?
¿Turquía quiere revolver todo?
¿Se está quedando sola?
¿EE.UU. y Rusia están coincidiendo más?
Juegos que esta semana dieron un giro de 180 grados en la lucha contra el terrorismo en Siria. El detonante quizá: el sueño de Turquía de volver a ser un imperio. El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, dijo: “queremos ser la gran Turquía”.