La atención es la capacidad de poner nuestra conciencia en algo determinado en un momento determinado. Y aunque es algo que se puede desarrollar, por lo general nuestra atención es más involuntaria que voluntaria. Salta de un sitio a otro de forma dispersa y resulta ser bastante caprichosa, ya que le resulta más cómodo centrarse en lo que le gusta que en lo que no, es por eso que el esfuerzo de atender algo que no agrada o motiva, se vuelve a veces tan complicado. Para el cerebro, cosas como localizar un rostro concreto en medio de una multitud no es una tarea simple. Debe recuperar de su archivo de memoria la cara que quiere encontrar y luego mantenerlo fijo mientras busca entre la muchedumbre, poniendo toda su atención en emparejar su recuerdo con la persona. En busca de los mecanismos que consiguen que el cerebro fije su atención en algo, investigadores del MIT han realizado un estudio para comprobar, concretamente, cómo el cerebro logra el tipo de atención necesaria para centrarse en caras y objetos. Esto tiene lugar en un área de la corteza prefrontal del cerebro conocida como ‘unión frontal inferior’, donde se controla el procesamiento visual que permite reconocer una categoría concreta de objetos. Un mecanismo todavía muy desconocido para los neurocientíficos, se sabe menos de la atención en los objetos que de la atención espacial, que es la que tiene que ver con el prestar atención a lo que pasa en un lugar concreto. Lo sorprendente de este estudio es que se han encontrado similitudes en las zonas cerebrales que rigen tanto la atención de objetos como la espacial.