Engaños al cerebro: Felicidad en un boligrafo

2015-10-20 442

Haga la prueba conmigo: póngase un lápiz atravesado en la boca sujetándolo con los dientes. E intente hablar, si puede, con el lápiz en la boca. Lo más probable es que no le entiendan los demás y que se rían y se ría usted con ellos. Se trata de un experimento sencillo para demostrar que un ligero cambio en una costumbre, como llevar o no llevar un lápiz en la boca, acaba incidiendo sobre el carácter o la naturaleza de una persona. El lápiz que atenazan los dientes obliga al intérprete a hacer gestos similares a los que adopta cuando se ríe. A base de pasearse por la vida riendo, se acaba disfrutando de la risa y se siente uno más feliz.

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