Israel intenta calmar la situación y vuelve a permitir el acceso a los palestinos a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.
Tanto las autoridades israelíes como las palestinas temen que esta ola de violencia degenere en una nueva intifada. La escalada comenzó el pasado 13 de septiembre con las festividades judías pero la tensión empezó a crecer el jueves con la muerte de cuatro israelíes y de dos palestinos a manos de la policía hebrea.
El primer ministro Benjamín Netanyahu ha prometido mano dura contra los violentos.
“Hemos incrementado nuestras fuerzas de seguridad. Han recibido instrucciones claras de actuar contra cualquier amenaza que se ejerza contra ellos y contra gente inocente. Somos los garantes de los lugares sagrados del islam. Somos la razón por la que los lugares sagrados del islam, del cristianismo y del judaísmo no se convierten en Palmira”, decía Netanyahu.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, se ha reunido con los miembros de su comité eje
