“Alemania tiene un dilema”, dijo en la apertura de la Semana Intercultural de Mainz, el lunes, el presidente, Joachim Gauck: “entre el deseo de querer ayudar a los otros y las capacidades finitas para hacerlo.” Una clara alusión a la política que la canciller va a poner en marcha a partir de noviembre y que enfría iniciativas ciudadanas como estas jornadas interculturales auspiciadas por la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa griega y los evangelistas en la región de Renania-Palatinado. El próximo viernes ha sido designado como “Día de los Refugiados”.
Merkel no quiere arriesgar su futuro político con su política de puertas abiertas a los refugiados. Su gabinete ha aprobado, este martes, el endurecimiento de las condiciones para demandar asilo y acelerar, así, las expulsiones de aquellas personas procedentes de Albania, Kosovo y Montenegro, países considerados “seguros” de donde procede el 40% de los demandantes de asilo en Alemania.
También, ha reducido las ayudas financieras q