Su partido se presenta solo a las elecciones del 27-S por primera vez en muchos años, después de una ruptura traumática con Convergencia. Hay encuestas que no le otorgan ni representación en el Parlament, pero Josep Antoni Duran i Lleida dice que morirá con las botas puestas del diálogo y se erige en valedor de la ansiada reconstrucción del catalanismo político moderado que algún día, no se sabe de qué año, volverá a ser decisivo.