En la isla de Kos, a cuatro kilómetros de Turquía, miles de inmigrantes esperan recibir su documentación para poder continuar el viaje hacia el centro de Europa. Los barcos siguen llegando repletos de niños, mujeres y jóvenes.
La policía griega envió refuerzos para hacer frente a la crisis migratoria que acabó el pasado martes en enfrentamientos entre los agentes y un grupo de indocumentados.
Este joven sirio relata:
“Todos somos licenciados, hay doctores, economistas, médicos. Somos estudiantes y graduados. En Alepo no hay nada, solo guerra y bombas. Dejamos Alepo para poder vivir nuestras vidas”.
Este otro joven dice:
“Para los niños ha sido muy duro, durísimo. No había agua, estaban muy cansados y lloraban todo el tiempo. Seis horas llorando”.
Además de llegar a Kos, los inmigrantes también desembarcan en otras islas del este del mar Egeo como Lesbos o Samos.
Según datos presentados la semana pasada por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, en los primeros