Dos de los militares fallecieron tras la activación de una bomba al paso de su patrulla en la localidad de Balveren, en la provincia suroriental de Sirnak. Todo apunta a que la guerrilla kurda está detrás del atentado, que se produce horas después de que el Ejército turco bombardeara varias de sus posiciones en el norte de Irak. El otro soldado falleció en un atentado en Silopi, también en Sirnak.
En la provincia de Hakkarí, el PKK atacó una base militar y una comisaría con misiles. No hubo víctimas, aunque una niña de seis años resultó herida leve en uno de ellos.
Desde la ruptura del alto el fuego el pasado 24 de julio entre Turquía y los insurgentes kurdos los ataques entre ambos son una constante.