Una inhabitual violenta tormenta de verano ha sembrado el caos en Teherán, las localidades cercanas y en el oeste de Irán. Sus habitantes tuvieron que lidiar con vientos de más de 80 kilómetros por hora, una tormenta de arena, seguida de lluvias torrenciales que causaron inundaciones. El temporal derribó árboles y postes eléctricos, causó daños en edificios y perturbó intensamente el tráfico.
