Madrid, 21 jul (efesalud.com). El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, aplaca en este vídeoblog nuestros niveles de estrés, una patología que perjudica de refilón al sistema cardiovascular y que se puede eludir saliendo de paseo, haciendo deporte, disfrutando de la playa o de la montaña, o practicando el 'edredoning', aliviaderos sin química que evitan los fármacos ansiolíticos.
¿Qué es el estrés?... "Una reacción psicosomática del organismo ante una situación agobiante. Las personas intentamos adaptarnos a las presiones de la vida diaria y ahí es donde entra en juego el instinto de supervivencia. Activamos nuestro cerebro, los músculos, el corazón... muchos órganos para resolver satisfactoriamente cualquier tesitura", explica.
¿Entonces, daña al sistema cardiovascular?... "El estrés, por sí mismo, no. Es lo que acompaña al estrés: la ansiedad y la angustia, dos fases o particularidades que las personas intentan compensar, por ejemplo, con el tabaquismo o la glotonería compulsiva, hábitos malsanos que disimulan este nerviosismo... y estos hábitos llevan a la obesidad, a la diabetes o a la hipertensión arterial. El estrés, por tanto, deteriora el corazón de forma indirecta, acelerando los problemas cardiovasculares", señala.
¿Y qué rasgos definen a las personas estresadas?... "Suelen tener un carácter dominante. Se agobian. Son individuos muy autoexigentes y muy competitivos. Se preocupan de forma excesiva ante cualquier situación, aún más en el ámbito laboral. Cuando están en la fase de angustia se perjudican a sí mismos, a su salud en general, padezcan o no del corazón", expone el doctor Macaya.
El estrés se combate de dos formas, con los fármacos ansiolíticos y con la descarga de la ansiedad, es decir, con un estilo de vida que aplaque o reduzca ese estrés de forma significativa, como el deporte o el ejercicio físico diario, cuando no el desfogue del acto sexual o las vacaciones estivales.
"La práctica deportiva está muy bien indicada para controlar el estrés siempre que se aleje de la competición: hay que hacer ejercicio para entretenerse y no para ganar al contrario. Si no fuera así, la persona estresada aumentaría el deterioro su sistema cardiovascular", asegura el médico.
Aún así, y aunque se pueda controlar el estrés en la mayor parte de las ocasiones, siempre habrá personas que reaccionan con ansiedad y angustia vital ante determinadas circunstancias de la vida, externas o internas; reaccionan con sufrimiento. Son personas que están muy cerca del precipicio cardiovascular, con más posibilidades de desarrollar infartos de miocardio.
"Se ha constatado que una catástrofe, como el terremoto que sacudió la Bahía de San Francisco el 17 de octubre de 1989, puede provocar un aumento de infartos naturales entre la población. Los hospitales de Los Ángeles atendieron esos días al doble de personas de las habituales por problemas cardiovasculares", apunta.
Cabe recordar que este seísmo, el primero que se transmitió en directo por la televisión, causó la muerte de 63 personas, mientras que 3.757 resultaron heridas.
Es algo parecido a lo que ocurre tras una situación emocional desagradable, como el fallecimiento de un ser querido, una disputa familiar, una reyerta o un partido de fútbol de alto riesgo. "Existe una probabilidad mayor de infarto durante las dos horas que siguen al incidente o al episodio deportivo", afirma.
Por eso hay que tratar de evitar las situaciones de estrés, tanto las externas como las internas, aunque los cardiólogos y los médicos saben que esas tesituras son de difícil solución, puesto que muchas de esas emociones son innatas al ser humano.
En cualquier caso, el doctor Carlos Macaya aconseja a las personas estresadas, o con tendencia al estrés, que controlen, sin ambages, su ansiedad y su angustia, ya sea con paseos, deporte, ejercicios, desahogos amorosos o fármacos ansiolíticos, recetas todas que "no cambiarán nuestra personalidad, pero sí que aliviarán nuestra carga de estrés".
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