El Kremlin declina toda responsabilidad. Cientos de rusos se han acercado este viernes hasta la embajada de Holanda en Moscú para rendir tributo a las víctimas del vuelo de Malasya Airlines derribado en suelo ucraniano hace ahora un año. El cruce de acusaciones entre Kiev y Moscú sigue generando polémica. Si el gobierno ucraniano acusa a los rebeldes prorrusos, el Kremlin apunta al ejército ucraniano.
“Los ucranianos simplemente no quisieron perder dinero cerrando su espacio aéreo”, dice Oleg Storchevoy, subdirector de la Agencia de la Aviación rusa. “Así que 298 personas murieron víctimas de la avaricia y la negligencia de quienes aprobaron las normas de seguridad”.
A finales de año deberían conocerse las conclusiones de un informe internacional que estudia las causas del siniestro. Rusia, por su parte, ha rechazado la posibilidad de crear un tribunal en el seno de la ONU para juzgar a lo sucedido por considerar esa medida contraproducente.
