Un barrio de la periferia de Yamena, la capital de Chad, esconde uno de los capítulos más oscuros de la historia del país.
Es uno de los lugares donde hay fosas comunes de la época de Hissène Habré, el hombre que sembró el terror entre 1982 y 1990.
Clément Abaifouta pasó cuatro años en prisión durante el régimen del exdictador.
Se vio obligado a cavar fosas comunes y enterrar a los muertos en prisión.
Él es el presidente de la principal asociación de víctimas del régimen, y dice:
“Yo espero que se diga la verdad de lo que ha hecho Hissène Habré y por qué lo ha hecho.
Y que se castigue a los responsables. Porque hasta que no se les castigue, las víctimas no estarán tranquilas”.
Cuarenta mil muertos y decenas de miles de desaparecidos y víctimas de torturas. Ese es el balance que ofreció la comisión de investigación nombrada por el Gobierno de Idriss Deby después de que fuese depuesto el dictador.
Hissène Habré será juzgado por crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y t