La última incursión israelí en Gaza pone las cartas sobre el tapete: miles de muertos y heridos; las imágenes de niños pulverizados por los misiles le dieron la vuelta al mundo.
Así, aunque se tratara de escuelas, hospitales, hogares, las bombas cayeron igual. No obstante, hay esperanza; pequeña e inefable esperanza: a las medidas legales, les siguen medidas comerciales.
En la actualidad, de las 193 naciones que tienen membrecía en la Organización de Naciones Unidas (ONU), 135 países reconocen al Estado palestino. Con ello, también toma impulso una campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra el régimen de Israel.
Tras una década de silencio y lentitud, la acción política da lugar a otro paradigma: en un mundo civilizado y bajo leyes internacionales que rigen a Estados y naciones, es inconcebible la persistencia de un régimen de apartheid. Es precisamente allí en donde más le duele al sionismo, en sus arcas monetarias, en donde el boicot resulta efectivo.
Cabe recordar que las Naciones Unidas fueron creadas para afirmar la dignidad y los derechos de todos los seres humanos. Y si el 2014 fue el año para que quienes buscaban un cambio duradero, 2015, entonces es el año de tomar las riendas y "hacer" el cambio.