El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno mental caracterizado por dos elementos: las obsesiones (intrusiones mentales que generan ansiedad) y las compulsiones (acciones mentales y/o conductuales destinadas a neutralizar la aparición de las obsesiones). Aquellos que lo padecen experimentan un gran malestar debido a sus obsesiones e invierten mucho tiempo en los rituales de neutralización, lo cual puede llevar a una incapacidad funcional parcial o total. En términos epidemiológicos es considerado el cuarto trastorno mental en orden de prevalencia, afectando a un 1-2% de la población general. La aparición del TOC se asocia con múltiples problemas. Entre 65% y 80% de los pacientes diagnosticados con TOC sufrirán un episodio depresivo mayor en el curso de su vida. Existe una baja calidad de vida percibida en aquellos que sufren TOC y mayor incapacidad funcional. Algunos estudios muestran que el momento de la consulta oscila entre seis y 17 años después de la aparición de los síntomas. Este retraso puede deberse a la culpa experimentada por tener obsesiones,8 a la falta de conocimiento sobre el trastorno, a la ausencia de educación para la salud mental en la población, a la falta de aplicación de planes públicos de prevención y detección tempranas y a la falta de profesionales entrenados para reconocer y tratar el TOC.