El presidente ruso ha firmado un decreto para silenciar el impacto de las operaciones especiales, tanto dentro como fuera del territorio nacional. Y ha declarado secreto de Estado las pérdidas militares en tiempos de paz. La maniobra del Kremlin se produce mientras el movimiento de tropas parece haberse intensificado en la frontera entre Rusia y Ucrania.
Kiev denuncia la presencia de soldados rusos en su territorio desde hace más de un año. Y sostiene que Moscú está apoyando a los rebeldes del este, como en su día hizo con la díscola región de Crimea.
La oposición de Putin calcula que, desde que estalló el conflicto ucraniano, varios centenares de soldados rusos habrían muerto al otro lado de la frontera. Según el código penal ruso, revelar secretos de Estado se castiga con cuatro años de prisión y hasta veinte si la información es entregada a otros gobiernos.