Tardó un poco, casi 10 años, para que el sistema que se trajo desde España comience a rendir sus frutos en Lima. No es muy alta y posee una contextura ligera (no pasa el metro con 70 ni supera los 55 kilos), pero emana una fortaleza envidiable y una convicción a la hora de hablar que ya quisieran muchos hombres tener.