El ataque mortal este miércoles contra un vehículo, en el que viajaban miembros de la comunidad ismaelita, ha vuelto a reabrir las heridas de la violencia sectaria.
Al menos 45 personas fallecieron a manos del autoproclamado Estado Islámico (EI) y una facción de los talibanes.
Se trata de la primera vez que el grupo yihadista reivindica un atentado en Pakistán.
“Ha sido una tragedia terrible, personas inocentes asesinadas, los musulmanes no deben cometer este tipo de actos terroristas. En los países no musulmanes nadie puede hacerte daño, pero por desgracia en nuestro país estas cosas (terrorismo) suceden. Dios tenga misericordia de nosotros. El Gobierno debe controlar esto”, clama un empresario paquistaní.
“La gente está asustada. Los terroristas se mueven libremente y hacen lo que quieren, mientras los distintos organismos policiales fracasan en su intento por atraparlos”, asegura otro paquistaní.
Seis hombres armados, que circulaban en moto, abrieron fuego contra el au