El primer ministro húngaro mantiene su desafío a la Unión Europea con la propuesta de implantar la pena de muerte en el país. Víktor Orbán planteó la cuestión tras el asesinato de un joven estanquero a finales de abril. Ayer, tres días después de haberle prometido al presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz que no daría más pasos en ese sentido, el líder de Fidesz volvió a insistir en la radio.
“Queremos crear una opinión pública europea, que tienda a apoyar que la cuestión de la pena de muerte sea una competencia nacional. Se la quitaron a los estados. Se creó un control central, además de que la pena de muerte se puso en los documentos más importantes. Pero creo que todos los estados miembros deben decidir por ellos mismos. No hay ninguna razón por la que los países deban pensar de la misma manera en torno a este asunto”, aseguró Orbán.
Las declaraciones se producían apenas veinticuatro horas después de que la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior