Tanto en Jerusalén como en Tel Aviv, los periódicos abren con la coalición que Benjamin Netanyahu obtuvo in extremis ayer, que es ya tildada de frágil y muy cuestionada.
El primer ministro israelí saliente necesitaba el apoyo del partido derechista Hogar Judío, Bayit Yehudi, para lograr una mayoría de 61 escaños. Su líder, Naftali Bennett, ha pedido el Ministerio de Justicia a cambio del apoyo de sus ocho parlamentarios.
El pasado 17 de marzo, Netanyahu creó la sorpresa ganando contra todo pronóstico las legislativas, desbancando a la Unión Sionista liderada por Isaac Herzog.
Tras varias semanas de intensas negociaciones, Netanyahu se había asegurado el respaldo de tres partidos -el centrista Kulanu y dos organizaciones ultraortodoxas, United Torah Judaism (UTJ) y el Shas.
El tono de su campaña da una idea clara de las directrices que seguirá su Ejecutivo de coalición.
Esta es su respuesta cuando le preguntan si con él como jefe de Gobierno será imposible la creación de un Est