El discurso de investidura de Susana Díaz como Presidenta de la Junta de Andalucía hace apenas unas horas, ha venido a poner el dedo en la llaga sobre una vergonzosa realidad a la que no escapa prácticamente ningún color político en España.
La larga lista de incompatibilidades en el ejercicio de cargos de la administración central del Estado o en corporaciones autonómicas y locales y el obsceno tránsito de un servidor público al mundo de la empresa privada en un sector vinculado a su gestión anterior, conocido como ‘puertas giratorias’, son a día de hoy dos de los más cuestionados ‘modus operandi’ del panorama político español.
El periodista José Carlos Rodríguez considera que “si queremos que formen parte de la política personas que tienen una vida plena, tienen que tener su vertiente de desarrollo profesional en el sector público o privado. La política tiene que nutrirse también de personas que son válidas en otras áreas.” Para el director de elmundofinanciero.
com, José Luis Barceló, “los partidos no escogen a los mejores necesariamente, lo que cogen es a personas que no han estado trabajando en empresas, y cuando pierden un cargo público tienen que buscarse las habichuelas. En España esto pasa de una forma más acuciada. Sería necesaria una mayor rotación de los políticos”.
Víctor Arrogante, columnista y analista político: “Las incompatibilidades forman parte de la corrupción que se adueña de nuestro país. Esas incompatibilidades desvirtúan el propio sentido de la responsabilidad en los cargos”. Javier Martínez, miembro del Observatorio Justicia Fiscal Global de ATTAC, aporta cifra: “La corrupción anual está situada en 120.000 millones de euros. Y en España somos los líderes en este grupo”.