En China ya se comercializan cerdos tatuados por un precio que va desde los 69.000 euros en adelante. El impulsor de este fenómeno se llama Wim Delvoye, un tatuador belga de 49 años que realiza sus creaciones en el país chino, debido a que las leyes son más laxas.
Esta nueva moda ha generado polémica y ya tiene detractores. El artista asegura que los animales son anestesiados y que reciben cuidados para que su piel esté hidratada. Varias organizaciones por el derecho animal señalan que se trata de una actividad abusiva, en la que se les hace sufrir innecesariamente por fines económicos.
Este vídeo muestra cómo es la “Art Farm China”, la granja de los cerdos tatuados.