Los hospitales de Katmandú están abarrotados.
En la ciudad falta de todo. Es difícil conseguir energía, alimentos o agua potable, lo que aumenta los temores a que se declaren enfermedades.
En el hospital Bir de la capital nepalí, los médicos trabajan sin descanso. En el cuarto día desde el terremoto siguen llegando heridos. Médicos israelíes han venido para prestar su ayuda.
“Todavía no es el pánico total, pero si el número de pacientes aumenta, podría ser un problema porque faltarían las camas necesarias inmediatamente después de las operaciones”, ha explicado el cirujano Sherdhar Aryal.
La ayuda internacional ha comenzado a llegar a Katmandú: alimentos, suministros médicos, tiendas de campaña, mantas, así como perros entrenados para labores de rescate.
La Cruz Roja reparte, no sin dificultades, paquetes de ayuda a 20.000 familias.
Estados Unidos ha anunciado que eleva a 10 millones de dólares la ayuda para socorrer a los nepalíes.