Pekín sigue cubierto por una espesa nube de arena, que obliga a los habitantes de la capital china a cubrierse con máscaras y a los vehículos a circular con las luces antiniebla. Este fenómeno en habitual durante esta época en la región, pero la tormenta de arena de este año es de las peores de los últimos años. No hay visibilidad más allá de diez metros. Otras once provincias del norte de China se hallan afectadas.