Con el reconocible desenfado brasileño pero sin piedad contra Dilma Rousseff. Más de medio millón de personas han salido a las calles de todo el país para protestar contra el Gobierno y la presidenta en lo que es la segunda jornada de manifestaciones en solo cien días de su segundo mandato.
Mientras la popularidad de Rousseff cae a mínimos históricos, la población no olvida el principal escándalo de corrupción, el que afecta a Petrobras, la petrolera estatal, ya que algunos consideran que “Dilma ha estado en el poder desde los Gobiernos de Lula, lo sabía todo, ella y Lula sabían lo que estaba pasando”. Además hay quien también indica que “los políticos corruptos invierten más dinero en el extranjero que en Brasil”.
El pasado viernes fueron detenidos tres exdiputados por el caso Petrobras y las investigaciones apuntan a una malversación de unos 750 millones de euros.
“Las protestas van a continuar. La siguiente está prevista para mayo. Una presión constante en un momento difícil