La indiferencia del mundo ante la persecución que sufren los cristianos ha centrado la homilía de Viernes Santo en la basílica de San Pedro del Vaticano, presidida por el papa Francisco.
Se recordó a las al menos 147 víctimas mortales de la masacre en una universidad de Kenia, cometida este jueves por los yihadistas de Al Shabab, y también a los 21 cristianos coptos asesinados en Libia por el autodenominado Estado Islámico, el pasado febrero.
Miles de fieles están en Roma, venidos de todo el mundo, para asistir a las conmemoraciones de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Los peregrinos han tomado también Jerusalén, donde se ha celebrado un multitudinario Vía Crucis, recordando el calvario de Jesús antes de ser crucificado.
La iglesia del Santo Sepulcro, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, es, según los Evangelios, donde fue crucificado, sepultado y donde resucitó.
Los cristianos palestinos de Cisjordania también han celebrado con devoción el Viernes Santo.
Al mismo
