El domingo se completaron en Nigeria las elecciones presidenciales y legislativas después de que el día anterior fueran suspendidas por problemas técnicos y de seguridad en alrededor de 300 colegios. Para la jefatura de Estado, el país más rico de África se debatía entre el actual presidente, Goodluck Jonathan, de confesión cristiana, y el musulmán y líder de la oposición Muhammadu Buhari.
En Rivers, el principal estado petrolero del país, miles de seguidores de Buhari han acusado a partidarios del presidente de matar a opositores, aunque según la policía la oficina electoral ha sido bombardeada y han muerto tres personas, entre ellas un soldado.
La alerta la lanzaba Ahiru Jega desde la comisión electoral. “Estamos preocupados por lo que parece que está pasado en el estado de Rivers, donde hay muchos presuntos casos de malas prácticas y estamos prestando mucha atención a su investigación.”
Hoy está previsto que se conozcan los resultados de unas elecciones que ya se han cobrado
