Si de derechos humanos se trata, hablemos de Baréin, un lugar de “nunca jamás”, donde de un lado están los edificios de lujo y del otro, los oprimidos, también de lujo.
Porque la monarquía los tiene atados desde los pies hasta la cabeza: no pueden pensar, o no deben pensar.
La Organización No Gubernamental (ONG) de EE.UU., "Freedom House" ha calificado a Baréin como uno de los peores países en cuanto a libertades civiles, libertad y derechos políticos.
Un lugar de nunca hablar contra la monarquía y jamás insultarla, porque por criticarla el líder del partido político de oposición (Al-Wefaq) fue privado de su libertad.
La monarquía de los Al Jalifa quiere todo y tiene todo, lujo, poder, control, oro y libertad, que no quiere entregarla a su pueblo de mayoría chií.
Por si fuera poco, los poderosos del mundo no hacen nada, al contrario, EE.UU. tiene ahí alojada una de las flotas navales destructoras más poderosas del mundo; y el Reino Unido acaba de pactar construir ahí, también una base militar permanente.
Los activistas políticos dicen que esa base es un regalo de la monarquía bareiní al Gobierno británico por su silencio ante los abusos de los DDHH. Baréin hoy, el pequeño reinado del Golfo Pérsico que es un gigante de la violación humana.