Casi 300 familiares de las víctimas del avión estrellado, 77 de ellos españoles, participaron en la tarde del jueves en una ceremonia civil y otra multirreligiosa en los pueblos próximos al lugar de la tragedia del airbus de Germanwings.
Llegaron a Le Vernet y Seynes-les-Alpes en autobuses procedentes del aeropuerto de Marsella. Allí, el fiscal francés encargado del caso les había explicado la responsabilidad del copiloto en los hechos antes de hacerlo público.
Según algunos testigos, no daban crédito a lo que escuchaban, y reaccionaron con lágrimas, gritos, y mucha valentía.
Entre los presentes estaban los familiares de Andreas Lubitz.
A partir de ahí, los allegados de los pasajeros y los de la tripulación no volvieron a coincidir.
Durante su estancia en las localidades alpinas fueron acompañados por psicólogos y miembros de la Cruz Roja.
La mayoría de ellos prefirió no quedarse a pasar la noche allí. Un pequeño grupo de españoles sí decidió permanecer en el lugar.
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