Redacción Central, 20 marzo 2015 (CERES TV)
Los expertos avisaron de que sería un eclipse complicado, y no se equivocaban. Aquellos que se acercaron a los diferentes actos de observación organizados por toda España o simplemente salieron a la calle preparados con sus gafas o instrumentos homologados para ser testigos del primer gran fenómeno astronómico del año, se encontraron con las nubes y el mal tiempo como principal inconveniente. Pocos fueron los afortunados en comprobar cómo el día se oscurecía, algo que al menos sí pudieron notar en distintos puntos de Galicia. «El máximo ha sido espectacular, con un descenso de luz bastante notable», explica Marcos Pérez, director técnico de la Casa de las Ciencias de La Coruña, donde las nubes no han perdonado pero el eclipse se ha asomado puntualmente.
El evento solo ha podido ser observado en su totalidad en una parte del mundo pequeña y aislada, dos archipiélagos árticos, Feroe y Svalbard. En Feroe, a pesar de que unos nubarrones cargados de lluvia ocultaban la mayor parte del cielo, el día se convirtió prácticamente en noche durante casi dos minutos y medio, tiempo en el que los perros comenzaron a aullar, bajaron las temperaturas, sopló el viento y daba la extraña sensación de que todo parecía detenerse. Desde Svalbard, más despejado, los astrónomos incluso han podido observar una hermosa corona o atmósfera solar. Este tipo de fenómenos sirve a los expertos para realizar experimentos científicos. Fue precisamente en un eclipse cuando se comprobó experimentalmente la teoría de la relatividad de Albert Einstein en 1919.
Muchos turistas desplazados hasta la tierra noruega de Svalbard disfrutaron del espectáculo a pesar de los riesgos de los osos polares (el jueves un ejemplar atacó a un turista checo) y la congelación, y vitorearon y aplaudieron cuando la Luna bloqueó el Sol, pero los que eligieron Torshavn, capital de las Feroe, quedaron decepcionados por el mal tiempo e incluso algunos pidieron que los tour operado