El gobierno británico presenta un presupuesto de menor rigor, cincuenta días antes de las elecciones legislativas en el país. El ministro de Economía, Georges Osborne, defendió las cuentas 2015-2016 bajo el epígrafe: de la austeridad a la prosperidad. Bajo la acusación de haber reducido en exceso los gastos públicos, el Ejecutivo conservador exhibió los buenos datos de un crecimiento en el Reino Unido que en 2014 fue del 2,6 por ciento.
“Hoy, confirmo que el año pasado crecimos más de prisa que ninguna otra gran economía avanzada en el mundo”, aseguró Osborne. “Nunca el hecho de no haber asumido gastos injustificados, préstamos de más o regalos a corto plazo había ayudado tanto a la gente en beneficios a largo plazo para la recuperación económica nacional”.
De hecho, su ministerio revisó al alza en una décima la previsiones de crecimiento para este año hasta el dos y medio por ciento. Para 2016, 2017 y 2018, este debe ser del 2,3. Y, para 2019, del 2,4.
