Decenas de familias están abandonando la localidad costera libia, ciudad natal y donde también murió en la revolución que le derrocó, Muamar el Gadafi. La razón son los violentos combates entre milicias que han jurado fidelidad al autoproclamado Estado Islámico y combatientes de Misrata, leales al Gobierno no oficial de Trípoli.
Libia vive un estado de guerra civil desde hace meses con dos ejecutivos: uno proislamista en Trípoli y otro reconocido por la comunidad internacional, con base en Tobruk.
La entrada en escena del Estado Islámico complica aún más el ya enrevesado tablero libio. Grupos afines al EI están operativos en Libia desde hace algunos meses en ciudades como Derna y desde unas semanas también Sirte. Las brigadas de Misrata son la columna vertebral de las milicias islamistas que controlan Trípoli.
