El enamoramiento es un estado emocional surgido por la alegría, en el cual una persona se siente intensamente atraída por otra, que le da la satisfacción de alguien quien pueda comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida. Desde el punto de vista bioquímico se trata de un proceso que se inicia en la corteza cerebral, pasa al sistema endocrino y se transforma en respuestas fisiológicas y cambios químicos ocasionados en el hipotálamo mediante la segregación de dopamina.
El enamoramiento se basa en los gestos y la comunicación emocional, motriz, sexual, intelectual e instintiva. Los gestos se basan físicamente también y se llevan a cabo al moverse, mirarse, acariciarse y hablarse.
El enamoramiento puede ser de dos tipos:
Externo: donde te enamoras de lo que tus ojos ven.
Interno: te enamoras de como es el individuo (sus sentimientos)
Según Yela (2002), a diferencia de la creencia generalizada de que el enamoramiento es un fenómeno impredecible y aleatorio, un número creciente de científicos sociales han construido diferentes modelos teóricos que describen y explican el enamoramiento. Las características principales del enamoramiento son sintomáticas, las cuales según la mayoría de los autores son:
Intenso deseo de intimidad y unión física con el individuo (tocarlo, abrazarlo, besarlo e incluso relaciones sexuales).
Intenso deseo de reciprocidad (que el individuo también se enamore del sujeto).
Intenso temor al rechazo.
Pensamientos frecuentes e incontrolados del individuo que interfieren en la actividad normal del sujeto puro.
Pérdida de concentración.
Fuerte activación fisiológica (nerviosismo, aceleración cardíaca, etc.) ante la presencia (real o imaginaria) del individuo.
Hipersensibilidad ante los deseos y necesidades del otro.
Atención centrada en el individuo.
Idealización del individuo, percibiendo solo características positivas, a juicio del sujeto y atenuando o justificando las características negativas.
El proceso de enamoramiento suele