Nuestra sociedad nos marca lo que está bien o mal cuando miramos: no está bien considerado mirar fijamente a personas no conocidas; tampoco está bien, seguir con la mirada a otra persona con la que no tenemos vínculo. Pero nos preguntaremos ¿Por qué?... Se ha descubierto en estudios experimentales, que una mirada que dura más de diez segundos produce irritación y malestar en la otra persona. La neurociencia ha comprobado también de manera experimental, que una persona que es mirada fija e insistentemente tiende a elevar su ritmo cardíaco. El aprendizaje social nos enseña que una mirada baja suele estar asociada a modestia, sumisión, e incluso tristeza; y que la mirada fija está asociada a la frialdad o la agresión… Tenemos que tener en cuenta que las miradas varían según el marco de referencia en el que se den, según la personalidad, y en base a la temática de la que se está hablando…
