El presidente de Indonesia ha dicho que los once detenidos, la mayoría de ellos por tráfico de drogas, serán ejecutados. Joko Widodo ha reiterado que las presiones de terceros países no pueden interferir en la soberanía del suyo.
La futura ejecución de ciudadanos de Francia, Brasil, y Australia ha generado una ola de protestas de los Gobiernos de estos países, que siguen intentando que la Justicia o el Ejecutivo indonesio absuelva a sus conciudadanos.
El mes pasado un brasileño y un holandés fueron ejecutados. Los Gobiernos de estos países tomaron represalias y llamaron a consultas a los embajadores indonesios.
Desde que Indonesia reinstauró la pena capital en 2013 tras una moratoria de cinco años, numerosos países han mostrado su indignación.