En una ceremonia en el Vaticano, el sumo pontífice impuso el capelo y la birreta a 20 nuevos “príncipes de la Iglesia”, quienes también recibieron el anillo cardenalicio.
Quince de ellos tienen menos de 80 años, lo que les permitiría participar en un eventual cónclave para elegir a un nuevo pontífice.
Francisco les ha pedido que sean humildes y justos.
‘‘El cardenalato es sin duda un honor, pero no es honorífico. Como tal, no es algo accesorio ni decorativo, como un título honorífico. Más bien, es un pivote, un punto de apoyo y el movimiento esencial para la vida de la comunidad’‘, dijo el papa.
El segundo consistorio creado por Francisco acentúa la internacionalización de la Iglesia, con cardenales procedentes de Etiopía, Vietnam, Birmania, Nueva Zelanda o Cabo Verde.
El papa emérito Benedicto XVI asistió a la ceremonia.