Los sueños proféticos, conocidos también como sueños premonitorios, son los sueños que aparentemente pronostican el futuro. Una teoría racional para explicar este fenómeno es que nuestra mente es capaz de organizar en el subconsciente, información, observaciones y datos, que normalmente descuidamos o que no consideramos seriamente. En otras palabras, nuestra mente inconsciente sabe qué viene antes que nosotros conscientemente organicemos la misma información.
No hay vaticinio de mayor peso que el anunciado por un sueño. El despertar de cualquier persona -ya sea crédula total o escéptica irremediable- quedará marcado por imágenes de gloria, muerte, felicidad o desesperanza si algún suceso onírico así lo determinó. No son los sueños habituales, sino los que la Psicología y la Parapsicología (en una de sus extrañas coincidencias) denominan anómalos. Por su enigmática naturaleza, ofrecen al soñante información acerca del futuro inmediato de otras personas, lo que sucede en algún lugar distante o lo que habrá de ocurrir. Casi vulgarmente, se los conoce como sueños premonitorios. Si es cierto que cada sueño hay que interpretarlo de acuerdo con el soñador, como sostenía Jung, tras muchas discusiones se estableció que una imagen onírica premonitoria tiene puntos comunes al desentrañar su significado. Al menos en un altísimo porcentaje de los casos.