Los defensores de esta creencia propugnan que existen dos aperturas, una en cada polo, custodiadas en secreto por los gobiernos; también cuevas y sistemas de túneles en todo el planeta Tierra, éstas podrían unir lugares muy distantes por el subsuelo, y por ello, postulan que no sería descabellado que en alguna de ellas se dieran condiciones apropiadas para la vida. Reconociendo que la ciencia no admite vida desarrollada en el interior de la Tierra, consideran que la exploración no ha sido significativa, ya que la máxima perforación, realizada en el Pozo Superprofundo Kola en Siberia, es de 12 262 m, el 0,1 % del diámetro terrestre. El escritor de ciencia-ficción y sucesos paranormales Raymond A. Palmer, así como otros autores, creían que la Tierra es hueca y que los ovnis provienen de una civilización de seres superiores que está oculta en su interior inexplorado.[cita requerida]
Edmund Halley postuló la hipótesis de la Tierra hueca. Según uno de sus defensores, Félix Baltanás, en su libro Mil kilómetros abajo,1 el polo magnético debería estar siempre posicionado en el mismo lugar que el polo geográfico. Describe el interior con océanos, continentes y un sol que da vida a una tierra interior y habitada sin noches, con clima tropical y gravedad de 6,7 g. Los defensores plantean una opinión alternativa al movimiento de las placas tectónicas, donde es la Tierra la que aumenta de tamaño. En el centro de las aperturas de cada polo no habría gravedad y el mar se hundiría por ellas hasta dar la vuelta (ruta naval y migratoria).